FÁBULA
RELATOS QUE SON FÁBULAS
El Sol y El Viento
El sol y el viento discutían sobre cuál de dos
era más fuerte. La discusión fue larga,
porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino avanzaba un
hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él.
-Vas
a ver – dijo el viento - como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus
vestiduras.
Y
comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacían, el hombre más
oprimía su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando. El viento
encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más
cerraba su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa.
Sonrió
el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que
se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el
hombro.
-Ya
ves - le dijo el Sol al Viento - como con la bondad se consigue más que con la
violencia.
QUÉ
CARA PONES
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano
pueblo, había una casa abandonada.
Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró
meterse por un agujero de una de las
puertas. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al
terminar de ascender, se topó con una puerta semiabierta. Lentamente se adentró
en el cuarto. Para su sorpresa se dio cuenta de que dentro de esa habitación
había 1000 perritos observándolo tan fijamente como él lo hacía. El perrito
comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos
hicieron lo mismo. Posteriormente, sonrió y le ladró alegremente a uno de
ellos. El perrito quedó asombrado al ver que los 1000 perritos también le
sonreían, y ladraban alegremente con él.
Cuando el perrito salió del cuarto, se quedó pensando
para sí mismo:
- ¡Qué lugar tan
agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!.
Tiempo después, otro perrito callejero entró en el
mismo sitio y se encontró atravesando la puerta del mismo cuarto. Pero, a
diferencia del primero, éste, al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se
sintió amenazado, porque lo estaban mirando de una manera agresiva. Después
empezó a gruñir. Obviamente se dio cuenta de que los 1000 perritos también le
gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los 1000 perritos le contestaron
con ladridos tan feroces como los de él.
Cuando este perrito salió del cuarto, pensó:
- ¡Qué lugar tan
horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!
En el frente de dicha casa se encontraba un viejo
letrero que decía:
“Bienvenido a la casa de los 1000 espejos”.
Todos los rostros del mundo son espejos... De cada uno
depende cuál rostro elige para mostrar y llevar por dentro. Uno no es
responsable de la cara que tiene, pero sí de la cara que pone.
ASAMBLEA EN LA
CARPINTERÍA
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una
extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus
diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó
que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se
pasaba el tiempo golpeando.
El
martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo;
dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante
el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la
lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con
los demás.
Y la
lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre
se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único
perfecto.
En eso
entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el
martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial
se convirtió en un lindo mueble.
Cuando
la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue
entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: -"Señores, ha quedado
demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras
cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros
puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo
era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y
limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de
producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de
trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos.
Observen y lo comprobarán. Cuando en un grupo el personal busca a menudo
defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al
tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando
florecen los mejores logros humanos.
Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto
puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores
que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
La historia del burro
Un
día, el burro de un campesino se cayó en un pozo.
El
animal lloró desconsoladamente por horas, mientras el campesino trataba de
buscar algo que hacer.
Finalmente,
el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y
necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al
burro del pozo.
Invitó
a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y
empezaron a tirarle tierra al pozo.
El
burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para
sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra. El
burro estaba haciendo algo increíble: se sacudía la tierra y daba un paso
encima de la tierra.
Muy
pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del
pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...
“La vida va a tirarte tierra,
todo tipo de tierra... El truco para salir del pozo es sacudírtela y usarla
para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón
hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no os damos por
vencidos...”
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