Uno de mis cuentos
En octubre de 2011 escribí este cuento que fue presentado en el marco de una capacitación para docentes “El sujeto que enseña: una mirada como lector y escritor”
Quiero compartirlo hoy porque creo que tiene mucha vigencia.
Primero, voy a compartir la consigna dada por los profesores a cargo del curso.
El microrrelato Este tipo es una mina aparece en la obra Las malas juntas, de Luisa Valenzuela (nacida en 1938).
ESTE
TIPO ES UNA MINA
No sabemos si fue a causa de su corazón de
oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata.
El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a
todos nosotros.
Atendiendo a las contextualizaciones discutidas en el grupo respecto de la frase: “Este tipo es una mina” y atendiendo a la microficción, reescribir este relato.
Para ello, elija
una de las contextualizaciones de su registro o reformule adecuándola al texto
original.
Producto: un nuevo
texto, conservando la temática y cuya extensión no supere una página
NOTA IMPORTANTE:
MI TEXTO SE ALEJA
DE
MI TEXTO:
Un
día sábado, por la noche, en una confitería céntrica, un grupo de cuatro amigas
se reúne y comparte sus vivencias de la semana. El grupo es heterogéneo en
cuanto a las edades y profesiones de las mujeres, así como también sus caracteres
personales e ideologías.
De
pronto, Luisa, una secretaria ejecutiva, de 36 años, soltera (con apuro para
casarse si le preguntan sobre su estado civil) dice en voz alta y con tono de
predadora sexual:
-
“ESTE TIPO ES UNA MINA”.
Laura,
un ama de casa, de 50 años, divorciada, sin mirar al aludido opina:
-
¡Hum, eso nos faltaba en este lugar! ¿Se
dan cuenta chicas?, ¡esos maricas ya no tienen vergüenza, entran y salen de
lugares paquetes como éste sin que les importe en lo más mínimo el decoro, la
decencia, las buenas costumbres!
- ¡Ellos
también tienen derechos, son personas con sentimientos ¿por qué
discriminarlos?- reclama Luisa y luego agrega- Además, no me refería a eso sino a que este hombre es toda una mina de
oro, un excelente partido para una soltera como yo. Lo conozco, es dueño de una
cadena de supermercados, es viudo, sin hijos. Una verdadera joyita. No como los
miserables que no tienen donde caerse muertos y que me pretenden porque mi
sueldo los atrae.
Lorena,
una jovencita de 25 años, estudiante de medicina, feminista de alma, afirma:
-
Bueno, haberlo aclarado Luisa. Yo también
pensé que aludías a que era un afeminado. Lo que si digo es que no estoy de
acuerdo es que uses esa aborrecible palabra que emplean los tipos para
referirse a nosotras, las mujeres. ¿Te das cuenta del tono peyorativo y
degradante del término “mina”? Estoy harta de escucharlo en labios de esos
retrógrados machistas cuando, refiriéndose a una chica pulposa, dicen “¡mirá
las lolas de esa minita” o “¡qué mina más p--- es esa o aquella!
Luisa,
retruca: - ¡Ah!, pero bien que les gusta
cuando les dicen “¡Qué minón! Estiran cogote sintiéndose ensalzadas por el
piropo.
-
Hablarás por vos, querida – Arguye
Lorena. Yo me considero una dama y no un
objeto sexual.
-
Ya basta, chicas, párenla aquí.- interviene
Liliana, una profesora, casada, de 40 años.
-
Si lo piensan bien todas las palabras que
usaron, comenzando por “tipo” y “mina”, pertenecen al lunfardo y….
- ¡Uhhhh, ya comienza la
catedrática! Dicen a coro las
otras mujeres.
-
No, no, escuchen. Les quiero hacer ver
que las palabras, dependiendo de la intención con la que son usadas pueden ser
buenas o malas, pueden dañar o generar en los demás respuestas positivas. Creo
que es importante que pensemos en las personas como seres humanos con todo lo
que eso implica y no como seres inanimados que no sienten o no piensan.
- Disculpá Lili, pero no entiendo
adónde querés llegar.- Objeta
Luisa.
- Pues, la verdad, es que me cansé
de ver como a los que son diferentes los
ponemos del otro lado de la calle y los marginamos. ¿Por qué no podemos
aprender que en la diversidad está la riqueza de nuestras interrelaciones? Hombres-
mujeres, heterosexuales - homosexuales,
pobres- millonarios, a todos les ponemos rótulos y si no coinciden con los
nuestros los segregamos.
- Si, ya entendimos, pero igual es
sábado a la noche, estamos aquí para pasarla bien. Basta de palabras. Replica una, no importa cuál.
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